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Listas de espera y gestión de la red asistencial ante los virus de invierno: las claves que marcaron los 15 meses de Araos

Hace dos semanas, el Presidente Gabriel Boric destacó la labor del exsubsecretario de Redes Asistenciales en la reducción de los tiempos de espera para una cirugía o una atención médica, pero este martes aceptó su renuncia por su responsabilidad y criticada labor frente a la emergencia por virus respiratorios y la gestión de camas críticas dentro de la red.

Durante la última semana, el doctor Fernando Araos tuvo que responder en más de una ocasión si renunciaría al cargo de subsecretario de Redes Asistenciales, y es que al mismo tiempo que aumentaban la críticas por la gestión de camas hospitalarias durante esta campaña de invierno, proporcionalmente aumentaban los rumores de su salida, la que finalmente se concretó este martes.

Durante los 15 meses que el médico cirujano estuvo en el cargo, se enfocó principalmente en reducir los tiempos de espera, trabajo que el mismo gobierno calificó como un “gran logro”. Y aunque hasta el momento no había recibido críticas, la gestión de la emergencia sanitaria provocada por los virus respiratorios fue su piedra de tope.

Cuando asumió como subsecretario de Redes Asistenciales, Araos se enfrentó a las listas de espera más abultadas desde que hay registro. Debido a la paralización de las atenciones por la pandemia de Covid-19, las personas que aguardaban por atención médica aumentaron significativamente: en diciembre de 2021 -tres meses antes de que asumiera la nueva administración- había 315.945 personas esperando una intervención quirúrgica y otras 2.001.972 personas esperaban una consulta con un especialista.

Por esta razón, su principal objetivo fue reducir las listas espera y para eso decidieron aumentar la productividad de los pabellones. Eso sí, el exsubsecretario criticó a la administración anterior por la gestión de las listas, pues en abril de 2022, en entrevista con El Mercurio, cuestionó los resultados de la licitación para resolverlas: “Tuvo una muy mala resolución. La administración de ese entonces tuvo una ejecución muy mala (...) Es totalmente negligente tener recursos tan cuantiosos para resolver los problemas de salud de la gente y no ejecutarlos”, dijo.

Sin embargo, el plan para reducir los tiempos de espera durante 2022 se vio interrumpido por los virus respiratorios que provocaron una crisis similar a la actual. Los centros asistenciales colapsaron, incluso las vacaciones escolares de invierno se adelantaron y se extendieron a 25 días para hacerle frente a la situación. La medida fue muy criticada, pero en esa ocasión quienes recibieron los cuestionamientos fueron la exministra de Salud Begoña Yarza y el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila. El exsubsecretario Araos pasó casi desapercibido.

Pero ese colapso sanitario, sumado a otras polémicas, como la acusación de tortura en el Hospital Psiquiátrico de Valparaíso, concluyeron en la salida de Begoña Yarza del Ministerio de Salud y en la llegada de Ximena Aguilera, quien volvió a darle al subsecretario Araos la tarea de bajar los tiempos de espera.


Cifras y resultados bajo la lupa

En la cuenta pública de este año el Presidente Gabriel Boric calificó el trabajo en las listas de espera como “un gran logro”. Y es que, según el último balance, la lista de espera para consultas de especialidad (médicas y odontológicas) alcanzó 2.229.758 registros, pero en 2022 llegó a las 2.023.741 atenciones. Y aunque la lista aumentó un 11,2% respecto del año pasado, la mediana de tiempo de espera disminuyó de 336 a 261 días, lo que corresponde a una baja de 22,3%. Mientras que hasta el pasado 31 de marzo la lista de espera asociada a intervenciones quirúrgicas anotó 304.812, con una mediana de espera que llegó a los 330 días. El año pasado, hasta esa misma fecha, eran 330.452 las intervenciones en espera, con un retraso de 490 días, es decir, se configuró una disminución del 32,7% en cuanto a tiempo.

Para reducir la lista de espera, el Ministerio de Salud creó el Plan Nacional de Recuperación de Cuidados y Disminución de Tiempos de Espera, que coordina el subsecretario de Redes Asistenciales. Y una de las principales estrategias era aumentar la producción asistencial, para eso se extendieron los horarios de trabajo de los centros de salud y también para concretar más intervenciones se optó por realizar procedimientos en días inhábiles, logrando así 20.639 cirugías más a finales del año pasado. También se trabajó para recuperar pabellones que estaban en desuso: en marzo de 2022 había 106 quirófanos fuera de operación y en el corte de octubre de 2022 había 63.

Sin embargo, Jorge Acosta, director del Programa de Salud y Bioética del Instituto Res Pública, indicó en ese momento que la herramienta estadística utilizada por la autoridad no era la más adecuada.

Anteriormente, para hablar de tiempos de espera se utilizaba el promedio, resultado que se obtiene al dividir la suma de varias cantidades por el número de sumandos. Sin embargo, las autoridades actuales usan la mediana, que se entiende como la medida estadística que representa el valor que se encuentra en la mitad de un conjunto de datos ordenados. La mediana es útil para describir la posición central de un conjunto de datos y es menos sensible a valores extremos o atípicos que el promedio (o media).

En ese contexto, el también asesor médico del Instituto de Políticas Públicas en Salud (Ipsuss) explicó que “de acuerdo a los datos del gobierno, hay 305 mil personas esperando una cirugía a finales de marzo de 2023. De ese registro, hay 163 mil casos nuevos, es decir, 53% del total de los casos. Y como es más de la mitad, evidentemente la mediana va ser representada por un número menor al de 365 días, porque son personas que entraron hace menos de un año”. Asimismo, agregó que “el otro 47% de los casos tiene en promedio una espera de más de 900 días”.

El especialista agregó que si comparan los promedios, la reducción de las listas de espera es tal, pero menor. El año pasado la mediana de espera para una intervención quirúrgica era de 490, mientras que ahora es de 330, provocando una disminución del 32,7%. Ahora, el promedio de espera en 2022 era de 603 y ahora es de 515, lo que configura una baja sólo del 14,7%.


La gota que rebasó el vaso

El trabajo del doctor Araos en la subsecretaría giró en 180° con el aumento de la circulación viral. Incluso viró su exposición ante el trabajo parlamentario y exposición ante la prensa. Es que desde hace meses que los expertos y las cifras alertaban de un duro invierno: de acuerdo a los informes realizados por el Instituto de Salud Pública (ISP), hasta la quincena de abril se habían registrado 4.131 casos de virus respiratorios, lo que configuraba un aumento del 37,3% respecto del año anterior, cuando para el mismo periodo se contabilizaban 3.008 contagios.

Además, desde la segunda semana de mayo las hospitalizaciones pediátricas empezaron a aumentar y en junio los centros asistenciales comenzaron a colapsar. Pero las críticas a la gestión de la cartera sanitaria explotaron cuando falleció una lactante de dos meses que no pudo ser trasladada a una cama pediátrica desde el Hospital de San Antonio.

Y lo que agudizaron aún más las críticas a la gestión de Araos fueron los dichos de la ministra Aguilera cuando fue consultada por la gestión y reconversión de camas, especialmente porque desde Clínica Las Condes (CLC) afirmaron que no habían sido contactados para ver disponibilidad de espacio para hospitalización, a lo que la titular de la cartera indicó que se debió a que existía un fallo de Contraloría que impedía comprar servicios a dicho establecimiento. La respuesta de Contraloría no tardó en llegar, y tras unas horas indicaron que no había ningún fallo al respecto, por lo que desde el Ministerio de Salud rectificaron la situación, indicando que se había tratado de una “confusión involuntaria” y que, “efectivamente, la inhabilidad de la CLC para suscribir contratos con el Estado por un periodo de dos años es resultado de la declaración de la justicia laboral por haber constatado vulneración de derechos de los trabajadores”.

Por eso, durante este lunes Araos reconoció que Clínica Las Condes no fue consultada sobre si tenía o no disponibilidad de camas pediátricas, pese a que así lo había afirmado la semana pasada.

“Pudimos constatar que no existieron registros de llamada (dentro del protocolo) a Clínica Las Condes. Ante esta situación, he decidido tomar las medidas administrativas adecuadas para esclarecer el hecho y las causas, con el objetivo de poder dilucidar por qué no se llamó”, sostuvo. Durante el mismo punto de prensa, el subsecretario fue consultado por quién tuvo responsabilidad en la situación. Sin embargo, la autoridad aseguró que han instruido investigaciones para determinar dichas responsabilidades.

Más tarde, el subsecretario asistió a la Comisión del Salud del Senado, donde los parlamentarios cuestionaron una vez más la labor de Araos.

El senador y presidente de Revolución Democrática (RD), Juan Ignacio Latorre, afirmó que “más allá de la situación global y de las gestiones que se han hecho, ¿qué se pudo haber hecho para evitar los desenlaces fatales? Más allá de la CLC, qué otra disponibilidad había, y no solo en la RM, sino que también en Valparaíso”.

El senador Francisco Chahuán (RN) recalcó que “si no se hace nada distinto, la proyección apunta a que habría más de un centenar de niños fallecidos”.

Los parlamentarios, además, insistieron en la gestión hospitalaria, apuntándole al subsecretario que se debieron tomar más precauciones si sabía que se podía repetir la situación del hemisferio norte, donde también hubo una alta demanda asistencial por el virus sincicial. “Era previsible (esta crisis), porque los mismos argumentos de la alerta sanitaria (que se renovó en marzo hasta agosto) así lo indicaban”, dijo Chahuán.

Casi exactamente 24 horas después de su exposición en el Senado, el Presidente Gabriel Boric informó que había aceptado la renuncia del subsecretario Fernando Araos y que en su reemplazo nombraba al doctor Osvaldo Salgado Zepeda (PS).


Nota publicada en La Tercera